La Unión Europea tiene decidido caminar hacia la neutralidad en carbono en 2050. Este objetivo es tan ambicioso que no se puede llegar a valorar correctamente mediante palabras, pero quizá algún ejemplo puede resultar útil.
Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de la UE durante el 2019 fueron de 4.058 MTn CO2eq/año (
fuente). Tomando como referencia estimada
la instalación más grande del mundo de fijación de CO2, que retira 4.000 Tn CO2/año, y teniendo claro que esta instalación podría llegar a compensar la emisión de todos los GEI puesto que solo captura el CO2, Europa necesitaría el potencial de captura de 1.014.50. Esta estimación, a pesar de tener poco rigor técnico, deja claro que la solución pasa por la reducción radical de las emisiones actuales. En este contexto, y como muy bien indica el MITECO en su
registro de huella de carbono, el primer paso es “calcular”.
El cálculo de las emisiones de cualquier producto o servicio a lo largo de su ciclo de vida es un proceso altamente complejo y cargado de toma de decisiones técnicas. Así surge el concepto “límites del sistema”: ¿habría que asignar al producto fabricado el impacto del transporte de un trabajador hacia un centro de trabajo? ¿Y el impacto de su alimentación?
El Programa DAPconstrucción® nació en el año 2008 y, desde entonces, lleva promoviendo el cálculo del impacto ambiental con perspectiva de ACV en los materiales de construcción.
La Agenda de Construcción Sostenible, gracias al conocimiento generado en base a la experiencia con las DAP, pretende ubicarse como referente de comunicación en lo que respecta a los “métodos de la huella ambiental para medir y comunicar el comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones a lo largo de su ciclo de vida”.