Salut

La OMS define la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social y no sólo como la ausencia de enfermedades. Es por ello que una vivienda debe ir mucho más allá de proporcionar refugio contra las inclemencias del tiempo y ser segura para las personas. Una arquitectura más centrada en la salud de las personas hará que la gente llegue a la vejez con mejor estado de salud.

Las cédulas de habitabilidad aseguran que se cumplan unos requisitos mínimos de higiene y salubridad, pero el conocimiento actual nos permite ir mucho más allá y en vez de limitarnos a tener edificios salubres tener edificios saludables. Edificios que proporcionen una mejora en la calidad de vida de sus ocupantes.

Como nos puede afectar a la salud un mal edificio y qué podemos hacer para solucionarlo:

El entorno

Trabajar todo el día sin percibir los cambios de la iluminación natural o estar en un entorno opresivo puede ocasionar estrés laboral. Un ambiente saludable va ineludiblemente ligado a la interacción entre el interior y el exterior del edificio. Hay que procurar que la luz exterior entre dentro del edificio, y que haya contacto visual entre el interior y el exterior.

La salud depende en gran parte del estado de la mente, y unos colores adecuados y la presencia de plantas interiores o vegetación exterior ayuda a crear un ambiente mucho más estimulante y confortable. La influencia de los colores es bastante variable dependiendo de varios factores como la funcionalidad del espacio o la cultura. Así, unos colores muy vivos como rojos y amarillos pueden parecernos agradables en una tienda pero crearnos ansiedad en una oficina.

Aunque se ha comprobado que con el paso del tiempo la percepción que tenemos de los colores varía, en general se considera que los colores fríos (azules, verdes ...) aportan serenidad pero hacen que un espacio sea menos acogedor, y los colores cálidos (rojos, naranjas ...) crean el efecto contrario.

El ruido

El ruido es uno de los problemas que más preocupa a los usuarios de los edificios, y conseguir un adecuado confort acústico presenta varias dificultades. El exceso de ruido que se produce cerca de las vías del tren, carreteras muy transitadas o zonas cercanas a los aeropuertos, produce un gran disconfort que puede tener implicaciones serias sobre el organismo como desórdenes del sistema nervioso autónomo, falta de concentración y trastornos del sueño. Sin embargo, cabe destacar que la ausencia absoluta de ruido puede provocar trastornos similares, por lo tanto es importante remarcar que para conseguir el confort acústico necesario mantener una cierta relación entre el interior del edificio y el exterior, no se puede aislar completamente.

Cuando hay un exceso de ruido lo más recomendable es eliminar la fuente, pero esta solución en muchos casos no está al alcance del usuario del edificio. En estos casos hay que mejorar el aislamiento acústico, y se puede hacer de varias maneras:

  • Aislamiento por masa: Duplicar la masa del cierre permite una mejora teórica de 6 dB en el aislamiento en la mayoría de casos.
  • Aislamiento para sandwich: Al colocar un material flexible entre dos hojas del cierre hacemos que el elemento flexible impida la vibración de las hojas rígidas. Hay que tener en cuenta que el elemento flexible debe mantenerse en contacto con las paredes.

La calidad del aire

Los seres vivos utilizamos el aire para obtener la energía que necesitamos para mantenernos vivos, poniéndonos en contacto directo con el ambiente que nos rodea de forma directa y permanente. Es por ello que el aire, conjuntamente con la presencia de agua, es uno de los elementos fundamentales para que pueda existir vida en nuestro planeta y este debe tener un adecuado estándar de calidad, con una buena relación de gases, lo más libres de contaminantes posible. Esta relación de gases está compuesta principalmente por nitrógeno y oxígeno y en menor medida por otros gases como son: el argón, el vapor de agua, el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso, el ozono y otros, pudiendo almacenar algunos contaminantes suspendidos, como el polvo, polen, compuestos orgánicos volátiles, bacterias, virus, ácaros, hongos, humo, etc ... algunos de estos contaminantes tienen la capacidad para poder causar enfermedades respiratorias, cardíacas o daños en otros órganos del cuerpo humano, ya que utilizamos el aire en los pulmones para la oxigenación de la sangre y ésta circula después por todo el organismo, distribuyendo oxígeno y nutrientes a los diferentes tejidos del cuerpo.

En algunos casos, estos problemas de salud son complejos de diagnosticar, debido a que hay grupos heterogéneos de contaminantes en el aire que dificultan el estudio etiológico para determinar con certeza la relación causal y en otros, las causas son fruto de una combinación de contaminantes. Sin embargo, se ha constatado que hay edificios en que sus usuarios presentan un conjunto de enfermedades originadas o estimuladas por la contaminación del aire y que la Organización Mundial de la Salud -OMS- ha definido como el "Síndrome del Edificio Enfermo". Esto es especialmente importante porque tal y como advierte la propia OMS la población de las ciudades pasa entre un 80% y un 90% del tiempo en el interior de los edificios.

Por otro lado, el aire atmosférico exterior que se utiliza para la ventilación de los edificios puede presentar unas elevadas concentraciones de polución y contaminantes. Esta contaminación del aire atmosférico se inició de forma lenta y progresiva con la revolución industrial y hoy, en algunas zonas urbanas, presenta una situación bastante crítica. Su existencia se debe principalmente a los procesos de combustión, que conlleva la emisión de monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, cenizas e hidrocarburos no combustionados. Cuando esta polución presenta unas elevadas concentraciones puede ocasionar problemas en la salud y lamentables efectos en el medio ambiente, como es el calentamiento global debido al aumento de los gases de efecto invernadero. En estos casos no es la mejor solución ventilar natural el interior de los edificios con el aire exterior.

A su vez y intrínsecamente relacionado, los edificios deben permitir cubrir sus necesidades térmicas con una baja demanda energética, lo que exige edificios herméticos que eviten pérdidas térmicas por infiltraciones y un uso muy eficiente de la energía utilizada para la climatización, siendo esto contradictorio con la ventilación natural, ya que ésta expulsa flujos de aire viciado en buenas condiciones térmicas para otros flujos de aire nuevo que necesitan ser acondicionados climáticamente, siendo esto inasumible energéticamente y económicamente por una sociedad que requiere una mejor eficiencia de los recursos.

Todos estos aspectos energéticos, medioambientales y de salud, conjuntamente con la necesidad de disponer de un buen confort interior en las viviendas, sin malos olores ni humedades por condensación, ha comportado que se desarrollen normativas específicas en cada país para garantizar una buena calidad de el aire interior en los edificios.

Desde un punto de vista de ahorro energético la ventilación natural, utilizada tradicionalmente, no está considerada un sistema eficiente y es por eso que no se considera un sistema general de ventilación en la legislación española (CTE), siendo considerado un sistema complementario. Los sistemas generales de ventilación para las viviendas que se recoge en esta legislación son: ventilación híbrida o ventilación mecánica.

El síndrome del edificio enfermo

El síndrome del edificio enfermo afecta a los ocupantes del edificio y no en el edificio en sí, y se caracteriza por causar diversos síntomas como irritación de la piel, los ojos o el cuello, así como otras molestias relacionadas con los sentidos del olfato y el gusto.

Habitualmente el síndrome del edificio enfermo se produce por una mala ventilación, partículas en suspensión y cargas iónicas o electromagnéticas.

Los edificios más propensos a padecer este síndrome son los edificios de oficinas con muro cortina que cierran herméticamente para reducir las infiltraciones de aire y así ahorrar energía. Si la ventilación artificial no está correctamente calculada favorecerá la aparció de alergias y la transmisión de enfermedades como la gripe.

Las zonas húmedas, con poca ventilación y presencia de polvo favorecen la aparición de ácaros. Sus excrementos son inhalados por los usuarios del edificio y pueden causar varios problemas respiratorios y otras dolencias.

Algunos materiales de las oficinas pueden contribuir a la aparición del síndrome del edificio enfermo al desprender fibras minerales, contener compuestos orgánicos volátiles (COV) o emitir vapores tóxicos.

Principales recomendaciones para evitar el síndrome del edificio enfermo:

  • Evitar la utilización de productos que contengan compuestos orgánicos volátiles (COV). Principalmente los encontraremos en pinturas, barnices, moquetas y cortinas.
  • Realizar un buen mantenimiento de las instalaciones de climatización, limpiando a menudo los filtros y los conductos.
  • Mantener limpias las moquetas y cualquier superficie que favorezca la acumulación de agentes contaminantes.
  • Separar las zonas de calidad de aire especial, como salas de combustión, salas de máquinas, baños y cocinas, procurando ventilar de manera independiente.
  • Minimizar las emisiones de radón utilizando materiales que no lo contengan o creando espacios ventilados sobre suelos que lo contengan.

Materiales nocivos para la salud

Afortunadamente la mayoría de materiales peligrosos para la salud ya se han prohibido. Aún así todavía los podemos encontrar en obras de rehabilitación, por lo tanto hay que conocer cuáles son los peligros de su manipulación.

También encontraremos elementos como el radón que dependen del terreno, por lo tanto lo podemos encontrar en cualquier edificio que se haya construido en una zona donde este gas esté presente.

Amianto

El amianto es un material que se ha utilizado mucho en nuestro país por su gran resistencia al fuego, propiedades de aislamiento térmico o como matriz resistente para los productos de fibrocemento. Consiste en una serie de metasilicatos de hierro aluminio y magnesio que presentan formas fibrosas.

Desde el año 2002 en España está prohibido el uso del amianto por las graves enfermedades que provoca al ser inhalado. Este es especialmente nocivo en personas fumadoras, que tienen más posibilidades de desarrollar las enfermedades a las que se asocia el amianto.

Los principales problemas se producen en el pulmón y la pleura, en forma de inflamación fibrótica y de cáncer. Las enfermedades más frecuentes que se han detectado directamente relacionadas con la inhalación de fibras de amianto son las siguientes:

  • Cáncer broncopulmonar: Es la primera causa de muerte relacionada con la exposición al amianto. Aparece con un tiempo de latencia de más de 30 años y la posibilidad de curación depende de que sea posible extirpar el tumor completamente y de que no existan diseminaciones cancerígenas o metástasis a distancia.
  • Asbestosis pulmonar: Es una fibrosis que se produce como consecuencia de la inhalación de cantidades importantes de fibras de amianto. Puede aparecer después de 10 o 20 años de haber estado expuesto de forma prolongada.
  • Enfermedades pleurales benignas: La forma más frecuente son las placas de pleura parietal que aparecen a partir de los 20 años del inicio de la exposición. También se puede desarrollar una fibrosis difusa, que consiste en una alteración fibrosa de lapleau parietal y visceral.
  • Mesotelioma maligno: Es el cáncer de la célula mesotelial, y afecta a la pleura y el peritoneo. Aunque en ciertas ocasiones se puede desarrollar en personas que se ha expuesto esporádicamente, en general se presenta en personas con una exposición prolongada.

PCB

Gracias a la ininflamabilidad y en las propiedades dieléctricas (aislantes) que tienen los PCBs, estos se han empleado en numerosas aplicaciones, muchas de las cuales están presentes en nuestros edificios y viviendas. Los transformadores y condensadores eléctricos son un ejemplo. Está demostrado que sometidos a temperaturas superiores a los 350ºC (que pueden llegar fácilmente en caso de incendio) se transforman en un producto altamente tóxico, desprendiendo gases peligrosos como las dioxinas.

Hay que constatar que los compuestos de PCB no son biodegradables y, por tanto, la contaminación persiste prácticamente de forma indefinida, acumulándose en el medio ambiente. Y aunque su solubilidad en el agua sea baja, pueden permanecer indefinidamente en los ríos y mares, contaminando su hábitat y fauna.

Se ha demostrado en animales que los PCBs son cancerígenos, y se considera muy probable que tengan los mismos efectos en los seres humanos. Actualmente los PCBs tienen la consideración de agentes potencialmente carcinógenos.

Aparte de la carcinogénesis, los PCBs tienen otros efectos nocivos para la salud. Principalmente afecta al sistema inmunológico, nervioso, reproductivo y endocrino.

Detectores iónicos de fuego

Estos tipos de detectores de fuego, presentes en la mayoría de edificios públicos, docentes, hospitales y oficinas, emiten una cierta cantidad de radiactividad.

Aunque la radiactividad de estos tipos de productos en principio no es problemática, siempre existe el riesgo latente de que en un accidente, como puede ser un incendio, los isótopos radiactivos se mezclen con el aire. Este hecho puede provocar un riesgo de contaminación radiactiva elevada, tanto en la salud humana como al medio ambiente.

Básicamente, estos detectores están fabricados con Americio 241. Este elemento tiene una actividad por debajo de 0,09 microcurios, o 33,3 kBq (kilobequerels). Las emisiones radiactivas que emiten son de tipo alfa (pesadas) y su intensidad hace que a 5 centímetros de la fuente pierdan la suficiente potencia como para dejar de ser perjudiciales para la salud. También emiten partículas gamma que son despreciables. En los casos de detectores muy antiguos hay con Radio 226.

Finalmente, hay que saber que los detectores iónicos siempre pueden ser sustituidos por otros detectores menos nocivos, como puede ser el caso de los ópticos o los termovelocimétricos.

Radón

Hay ciertos materiales pétreos como el granito o las rocas del mismo origen geológico que emiten radiaciones de radón. Las partículas radiactivas que el radón emite al descomponerse pueden quedar atrapadas en los pulmones, dañar los tejidos y causar cáncer.

Para los fumadores expuestos a niveles altos de radón las provabilitats de contraer cáncer de pulmón son bastante más altas, aunque pueden pasar muchos años hasta que se desarrolle el cáncer.

Como el radón es un gas que proviene del suelo, puede entrar en los edificios a través de pequeñas grietas en cimientos y techos y acumularse en el interior de sótanos u otras estancias más elevadas de las viviendas.

Para limitar el riesgo de exposición de los usuarios a concentraciones inadecuadas de gas radón procedente del terreno en el interior de los locales habitables, la administración española ha fijado un nivel de referencia para la media anual de concentración de gas radón en el interior de los mismos de 300 Bq/m3.

Para verificar y justificar su cumplimiento ha establecido dos zonas geográficas donde hay que tomar algún tipo de protección. Para los edificios ubicados en la zona donde el riesgo es más alto se ha establecido la obligación de tener que disponer de una barrera de protección y un espacio de contención ventilado situado entre el terreno y los locales a proteger, para mitigar la entrada de radón proveniente del terreno en los locales habitables mediante ventilación natural o mecánica o bien, un sistema de despresurización del terreno, que permita extraer los gases contenidos en el terreno bajo el edificio.

En los municipios ubicados en las zona con un grado de exposición menor debe disponer de una barrera de protección entre el terreno y los locales habitables del edificio, que limite el paso de los gases provenientes del terreno o alternativamente, se puede disponer de una cámara de aire destinada a mitigar la entrada del gas radón en estos locales. En este caso, la cámara de aire deberá estar ventilada y separada de los locales habitables mediante un cierre sin grietas, fisuras o discontinuidades que puedan permitir el paso del radón.

Creosota

La creosota es el nombre con que se designa a una variedad de productos como el alquitrán mineral, la creosota de la madera y de alquitrán mineral y la brea de hulla y sus compuestos volátiles. Estos productos provienen del tratamientos a alta temperatura de la madera de haya y otras especies, del carbón mineral y de la resina que se obtiene del arbusto de creosota. Su utilidad más importante es como protector de la madera.

Este producto se aplicaba hace unos años en el tratamiento de las traviesas de las vías del tren, materiales que se han utilizado mucho como elementos de construcción y de decoración en parques y jardines, tanto de uso público como privado.

La creosota es un producto clasificado como carcinógeno de categoría 2 en el Reglamento sobre notificación de sustancias nuevas y clasificación, envasado y etiquetado de sustancias peligrosas, y en su etiquetado debe constar el símbolo de nocivo con la frase de riesgo R45: "puede causar cáncer" y las frases S de consejos de prudencia 53 y 45:"Evítese la exposición. Mirar instrucciones especiales antes de su uso ".

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (International Agency for the Research on Cancer- IARC) clasifica esta sustancia en el grupo 2A: probable carcinógeno para el hombre. Normalmente se clasifican en este grupo los compuestos para los que existen evidencias limitadas de carcinogenicidad en el hombre pero suficientes en animales.

Los grupos de la IARC son:

  • Grup 1: Carcinógenos para el hombre
  • Grup 2 A: Probables carcinógenos para el hombre
  • Grup 2 B: Posibles carcinógenos para el hombre
  • Grup 3: No clasificables por su carcinogeneidad
  • Grup 4: No carcinógenos para el hombre.

Los campos electromagnéticos

Campos electromagnéticos de baja frecuencia

Las instalaciones eléctricas de los edificios crean campos electromagnéticos de baja frecuencia. Alrededor del edificio podemos encontrar torres y cables de electricidad o transformadores eléctricos que produzcan estos campos, pero también se producen en el interior de los edificios por el cableado eléctrico y los aparatos en general.

Para determinadas personas la exposición a estos campos electromagnéticos es un problema grave. Tal y como pasaría con una alergia, su cuerpo reacciona de manera desproporcionada. Según la OMS entre un 1 y un 3% de la población muestra electrosensibilidad, que puede manifestarse en formas diversas como el dolor de cabeza, irritación de la piel o el cansancio.

La mejor manera de no verse afectado por los campos electromagnéticos es eliminar la fuente del electromagnetismo o apartarnos de ella tanto como sea posible. Si las fuentes son externas normalmente no podremos apagarlas, y por su naturaleza de campo magnético, resulta muy complejo protegernos porque atraviesa paredes y otras barreras. En este caso la mejor estrategia es utilizar más las zonas alejadas de la fuente. En el caso de una vivienda, procurar que la zona de descanso sea la más alejada de la fuente del campo electromagnético. Cuando las fuentes son internas normalmente podremos evitarlas parando el aparato.

Campos electromagnéticos de alta frecuencia

En las últimas décadas las personas nos hemos visto rodeadas de muchos más campos electromagnéticos de alta frecuencia porque son los que se asocian a la radio, la televisión y la tecnología móvil. Se considera que los campos más dañinos son los que tienen una modulación codificada por pulsaciones, los que encontramos en los teléfonos móviles, dispositivos wifi y bluetooth por ejemplo.

Hay que remarcar que no hay un consenso total sobre las afectaciones a la salud de los campos electromagnéticos en las intensidades en las que nos encontramos en los edificios. También hay que recordar que en otros ámbitos ha habido estudios contradictorios durante muchos años antes de llegar a un consenso sobre los problemas de salud que puede conllevar un determinado elemento. Por ello se recomienda ser cuidadoso en la cantidad de campos electromagnéticos a los que nos exponemos. No está claro si el wifi de casa nos causará efectos negativos para la salud, lo que sí está claro es que reducir nuestra exposición a estos campos no puede empeorar nuestra salud.

El control de las fuentes externas, como las antenas de telefonía móvil, siempre resulta más complejo porque no las podemos apagar a voluntad. Es posible hacer pantalla protectora en el edificio utilizando malla metálica conectada a tierra. Para las fuentes internas es recomendable utilizar dispositivos cableados.

Enfermedades

Existen varias enfermedades relacionadas directamente con el uso de edificios que no tienen un correcto mantenimiento o que se han construido con materiales tóxicos, como la legionel.la o la carcinogénesis, que son bastante conocidas.

De todos modos también existen enfermedades menos conocidas como la lipoatrofia semicircular, que se producen en edificios modernos con un gran número de instalaciones eléctricas.

Legionela

Una de las enfermedades más graves que pueden causar los edificios a sus ocupantes y usuarios es la producida por la Legionella pnemophila, una de las cuarenta especies de esta bacteria y que produce más del 80% de las infecciones.

Se contagia como consecuencia de los aerosoles, únicamente por vía respiratoria. No se contagia de persona a persona, mediante los alimentos o al beber agua contaminada.

Esta bacteria sobrevive en condiciones de temperatura de los 0 a los 63º C y en un pH de entre 5 y 8,5, con unas concentraciones de O2 entre 0,2 y 15 mg/l, aunque la temperatura ideal para crecer y reproducirse es de 25 a 35º C.

Se encuentra en las instalaciones que cumplen las características referidas y que producen aerosoles, que posteriormente pueden ser inhalados por las personas, como son torres de refrigeración, humidificadores, aparatos de refrigeración evaporativa, condensadores evaporativos, sistemas de distribución del agua caliente sanitaria, fuentes ornamentales, etc.

Su prevención pasa por un mantenimiento adecuado de las instalaciones, que consiste principalmente en su limpieza y desinfección al menos dos veces al año, en primavera y en otoño, siempre después de que la instalación lleve un mes sin funcionar y antes de ponerla en funcionamiento, así como también después de cualquier reparación.

La cloración del agua, como método desinfectante, es económica, sencilla y muy eficaz, en concentraciones que no superen las 2 ppm y con un pH inferior a 8, para que mantenga su eficiencia y no sea corrosiva.

Deberán realizarse pruebas periódicas, para asegurar que las condiciones químicas y microbiológicas del agua se mantengan.

Carcinogénesis

La carcinogénesis es la formación de cáncer, de carcinoma o de cualquier otra neoplasia maligna, y consiste en el crecimiento tumoral de los tejidos incoordinat con las necesidades del organismo, de carácter maligno y perturbador de las funciones biológicas normales.

En los edificios podemos encontrar diversos elementos o materiales que pueden provocar esta enfermedad después de una exposición más o menos prolongada. Los más conocidos por su peligrosidad son el amianto y los PCBs, pero también hay otros que merecen especial atención, como el gas radón y la creosota.

Lipoatrofia semicircular

El síndrome de lipoatrofia semicircular está relacionado con los edificios de oficinas nuevos con una gran cantidad de instalaciones de electricidad, telefonía y elementos electrónicos en general que crean campos magnéticos. Estos campos pueden provocar la descarga electrostática de los muslos, a través de la mesa del escritorio.

La consecuencia más habitual es la atrofia de una zona de tejido subcutáneo, situado principalmente en la parte frontal de los muslos. Esta atrofia se puede ver a simple vista, y se ha comprobado que en la mayoría de afectados la atrofia desaparece tan sólo al abandonar el edificio durante un cierto período de tiempo. Otros efectos de este síndrome son la sensación de piernas pesadas y un alto grado de fatiga.