Los productos de la construcción, así como la gran mayoría de productos fabricados, contienen sustancias que pueden ser tóxicas tanto para el medio ambiente como para la salud humana. La reducción o eliminación de estas sustancias es clave: por un lado, en la transición hacia una economía circular, que permita la reutilización y el fácil reaprovechamiento de los materiales una vez éstos se convierten en residuos; y por otro, en el ánimo de hacer que los espacios interiores sean zonas seguras libres de tóxicos.